La nube ya no es un destino tecnológico al que se llega por casualidad, sino una estrategia de negocio. Según el Cloud Readiness Report 2025, informe realizado por nuestro socio Kyndryl en base a la opinión de 3.700 líderes empresariales y de IT globales, el 70 % reconoce que llegó a su entorno de nube “por accidente, no por diseño”. Las empresas han incrementado su inversión en la nube en más de un 30 % durante el último año, impulsadas por la necesidad de integrar inteligencia artificial (IA), reforzar la seguridad y adaptarse a las nuevas regulaciones globales. Sin embargo, la integración de la IA sigue siendo un desafío importante, con sólo el 17% reportando que son realmente “cloud-first”.
En un contexto de disrupción geopolítica y presión regulatoria, la nube híbrida emerge como el modelo dominante: el 84 % de los líderes utiliza múltiples nubes y llama la atención que el 41 % repatria parte de sus datos a entornos locales, buscando equilibrio entre rendimiento, control y cumplimiento. La soberanía de los datos ya no es un asunto técnico: el 75 % de los ejecutivos manifiesta preocupación por los riesgos de almacenar información en nubes globales y el 65 % ha modificado su estrategia por este motivo.
Esta tendencia marca un cambio cultural. La IA depende del diseño deliberado de la nube. No es casual que el 89 % de las compañías afirme que su inversión en la nube ha facilitado el uso de la IA, pero un 35 % aún enfrenta barreras de integración. El informe también destaca el surgimiento de nuevas infraestructuras, como las “neonubes” y la IA privada, optimizadas para cargas de trabajo de IA impulsadas por GPU. Estas soluciones reflejan un cambio de paradigma: la nube no se trata de “migrar”, sino de “orquestar” —combinar entornos públicos y privados que aseguren interoperabilidad, confianza y resiliencia—.
La seguridad está evolucionando para una era de IA. El 82 % de las organizaciones experimentó interrupciones cibernéticas este año, lo que ha impulsado una transformación en las defensas digitales. El 91 % afirma que su infraestructura en la nube brinda la flexibilidad para adaptarse a las nuevas regulaciones, y el 75 % prioriza la IA para ciberseguridad, más que en cualquier otro caso de uso. Este movimiento redefine la relación entre riesgo y oportunidad: la protección ya no es un costo, sino un factor estratégico de valor.
“La brecha entre una estrategia de nube reactiva y una deliberada nunca ha sido tan trascendental. Con la IA exigiendo un acceso fluido a los datos y las normativas de gobernanza evolucionando rápidamente, un modelo de nube híbrida es el diferenciador que permite una adopción exitosa de la IA. Las organizaciones que diseñan para la interoperabilidad, la confianza y la agilidad desbloquearán la innovación continua e integrarán la IA de forma segura a escala”, afirma Nicolas Sekkaki, líder de práctica global de nube de Kyndryl.
En definitiva, el Cloud Readiness Report 2025 traza una conclusión contundente: las empresas que consideran la nube como una capacidad estratégica —no como un proyecto aislado— son las que logran escalar la innovación, asegurar la gobernanza y capturar el verdadero valor de la inteligencia artificial. En la nueva economía digital, el control de la arquitectura es el nuevo control del negocio.


