EIDOS, Wolox y Microsoft Argentina llevaron adelante el Plan Azurduy, una iniciativa que tuvo como principal propósito capacitar a madres jóvenes, de 18 a 30 años, con conocimientos básicos de tecnología en cruce con habilidades de siglo XXI y empleabilidad.
El curso, totalmente gratuito, duró cuatro meses en los cuales las participantes aprendieron los contenidos necesarios para ocupar el puesto de tester/QA -función encargada de investigar y evaluar el proceso de un producto de software para que le llegue de la mejor manera posible al usuario final- en empresas y organizaciones que cuenten con áreas orientadas al desarrollo tecnológico. Más allá del contenido técnico, cada clase fue un punto de encuentro para repensar y resignificar los roles que las mujeres ocupan en la sociedad y, en particular, en el ámbito de la programación y el desarrollo de software.
María, Sol y Priscila son tres de las treinta y tres participantes que completaron el plan y, desde los nervios del comienzo hasta la madurez del final, recorrieron un camino que las formó no solo en habilidades del siglo XXI sino, también, ampliando su perspectiva y su horizonte de expectativas de cara a su futuro.
Priscila tiene 27 años, es mamá de dos nenas, una de 13 y otra de 4. Vive en Longchamps. Su novio hace un curso de programación y a ella le dieron ganas de aprender. Destacó que “es lindo abrirnos espacio como mujeres en estos temas, darnos cuenta lo mucho que podemos dar y aprender en el mundo de la tecnología. Veo que hay muchas puertas que estaban, que existían antes y no lo imaginaba. Hay algo mucho más allá de lo que podía pensar”.
A su vez, María Isabel vive en Pompeya, tiene 22 años y dos hijos: uno de 4 y otro de 5. Pasó por otros cursos de tecnología y encontró en Azurduy un espacio para estudiar muchas más cosas relacionadas con la tecnología por su cuenta: “me encontré con mujeres en mí misma situación y esto me permitió apoyarme en ellas, más contención y compañía. En los cursos anteriores sentía la incomodidad de ser la única madre del grupo, la más chica. En cambio, esta vez, era re normal; todas entendían lo que te pasaba”.
Por último, María Sol tiene 32 años y es mamá de una nena de 3. Quiso desconectar de la maternidad como su única tarea y comenta que en Azurduy “descubrí mi potencial y que el miedo o el prejuicio de no tener conocimiento técnico no debe bloquearnos ni dejarnos afuera. En este punto, acercarme a la tecnología, vivenciar y aprender me sirvió para desarrollar otras habilidades además de las técnicas: la resiliencia, la paciencia, el espíritu de liderazgo, la adaptabilidad, la creatividad y el compromiso”.
En Argentina, la igualdad de género en el ámbito laboral y la falta de acceso a materias STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, por sus siglas en inglés) es un desafío por resolver. Sin embargo, desde distintas instituciones y organismos -privadas, ONG, del tercer sector- se llevan adelante varias iniciativas, proyectos y planes que apuntan a promover, visibilizar, acercar y enseñar este tipo de materias a mujeres de todas las edades para que puedan insertarse rápidamente en el mercado laboral.
Valentina Guffanti, coordinadora académica de EIDOS, agregó: “Queremos que cada historia mínima sea la protagonista de su presente y creemos que el desarrollo de habilidades socio-emocionales, cognitivas y la apropiación de la tecnología, es el camino para empoderar a las personas y ayudarlas a estar preparadas para un mundo en constante cambio. Plan Azurduy, fue el envión necesario para que un grupo de madres se anime a entrar al mundo digital pero sobre todo, es una muestra más de todo lo que las mujeres somos capaces de hacer”.
Con este fin, además del contenido técnico del programa, se pretende tomar conciencia e involucrar para emprender un cambio cultural: desterrar aquellas prácticas sociales que definen determinados oficios, profesiones y tareas como restrictivas al género masculino ya que el mundo de la tecnología propone un nuevo lenguaje que se reescribe y reinventa todo el tiempo. De modo tal que es indispensable contar con voces distintas, experiencias diversas y saberes personales para hacer crecer y elevar la calidad de la industria.
Jorge Cella, director de Filantropía de Microsoft Latinoamérica sostiene que “las oportunidades y los trabajos del futuro están cada vez más vinculados a una comprensión profunda de las tecnologías. Se puede vislumbrar un futuro mejor si se aúnan esfuerzos en este tipo de proyectos e iniciativas, y los resultados han comenzado a aparecer. Aunque todavía falta mucho camino por recorrer, conocer el caso de las protagonistas del Plan Azurduy demuestra el potencial que despierta en ellas para que decidan sobre su propio futuro. Es imprescindible, para esto, que las empresas líderes en la industria trabajemos para brindarles la preparación adecuada para que consigan más”.