La inteligencia artificial autónoma está emergiendo como una de las tecnologías más transformadoras en el ámbito de la ciberseguridad. Así lo destaca PwC en su reciente publicación global, “The Rise of Autonomous AI in Cybersecurity”, donde se analiza cómo esta tecnología está redefiniendo la forma en que las organizaciones detectan, responden y se adaptan a las amenazas digitales.
A diferencia de los enfoques tradicionales, este tipo de IA no solo automatiza tareas, sino que toma decisiones y ejecuta acciones sin intervención humana directa, permitiendo una respuesta más rápida y precisa ante incidentes, especialmente en entornos donde los ataques son cada vez más sofisticados y veloces. Según el informe, el 51% de los líderes de ciberseguridad ya están explorando o implementando soluciones de IA autónoma, y un 27% planea hacerlo en los próximos dos años.
“En América Latina, estamos viendo un creciente interés por parte de las organizaciones en adoptar tecnologías de IA autónoma como una forma de responder a la escasez de talento especializado y a la creciente presión por reducir el tiempo de respuesta ante incidentes. Esta tecnología representa una oportunidad única para fortalecer la resiliencia digital en la región”. Indicó Diego Taich, socio de PwC Argentina, líder de la práctica de Cybersecurity, Technology & Forensics para Argentina, Paraguay y Uruguay.
El informe de PwC identifica además, tres niveles de autonomía en la IA aplicada a la ciberseguridad:
- Asistida: la IA proporciona recomendaciones, pero los humanos toman las decisiones.
- Aumentada: la IA ejecuta acciones bajo supervisión humana.
- Autónoma: la IA actúa de forma independiente, dentro de límites predefinidos.
Aunque el potencial es enorme, el estudio advierte que la adopción de IA autónoma debe ir acompañada de un gobierno corporativo sólido, marcos éticos claros y una supervisión constante. La confianza en estas tecnologías dependerá de su capacidad para operar de forma transparente, segura y alineada con los objetivos del negocio.
En Argentina, sectores como servicios financieros, energía y telecomunicaciones ya están explorando estas soluciones, aunque aún persisten desafíos relacionados con la madurez digital, la calidad de los datos y la integración con los sistemas existentes.
“La clave está en encontrar el equilibrio adecuado entre automatización y supervisión humana. La IA autónoma no viene a reemplazar a los equipos de ciberseguridad, sino a potenciarlos. Las organizaciones que logren integrar estas capacidades de forma estratégica estarán mejor preparadas para anticipar, resistir y recuperarse de los ciberataques del futuro” agregó Taich.
PwC concluye que el futuro de la ciberseguridad será híbrido: una colaboración fluida entre humanos y máquinas, donde la inteligencia artificial autónoma jugará un rol central en la protección de los activos digitales más críticos. En este nuevo escenario, la preparación, la confianza y la adaptabilidad serán los pilares de una defensa efectiva.